CAPÍTULO XII: Un lugar cercano que te lleva lejos

Imagen: Florida Retiro

*Música durante la lectura (para sentir mejor el ambiente de este capítulo os recomiendo esta canción de fondo)

De la monotonía de una realidad en la que sentía revivir el mismo día una y otra vez, Ava se vio involucrada en una de esas historias que solo parecen existir en las páginas de los libros o en las pantallas televisivas. Historias que no pasan en la vida real, sino que pertenecen a un mundo paralelo donde siempre suceden cosas, fruto de una imaginación demasiado creativa.

Por un lado, quería olvidar las últimas 48 horas y regresar a la tranquilidad de su vida despreocupada, pero por otro, algo en su interior la frenaba. Ese algo a lo que muchas veces no oímos o más bien no queremos escuchar, ese algo llamado la intuición. La intuición le decía que su papel en aquella historia no había terminado. Quizás era un autoengaño, un afán de adrenalina y endorfinas; fuese como fuese, todo esto que de cierta manera la mataba le hacía sentir más viva que nunca.

«… fuese como fuese, todo esto que de cierta manera la mataba le hacía sentir más viva que nunca.»

El todavía oscuro cielo de Madrid se teñía poquito a poco de cálidos colores del amanecer, mientras la joven de dorada melena observaba este fenómeno desde su cama, y aunque sus ojos y el horario la invitaban volverse a dormir, su mente estaba demasiado activa para dejar que esto sucediese.

* * *

— Irá recordando las cosas poco a poco… — dijo la enfermera a la mujer morena sentada al lado de la cama de su hermano, —  la cabeza se llevó un golpe bastante fuerte, había muchas posibilidades de que esto sucediese, pero no se preocupe, está en muy buenas manos, — le sonrió la chica terminando de comprobar el gotero y abandonó la habitación.

Eva, la hermana mayor del joven paciente que había recuperado la conciencia hace unas horas, observaba su rostro dormido con alivio y cierta preocupación. Solo pensar en que lo podía haber perdido para siempre, hacía su amor aún más infinito. Cientos recuerdos venían a su mente; retrospectivas de la infancia, cuando este muchacho le llegaba por la cintura, y corría por los pasillos para ver sus dibujos animados favoritos, lo recordaba de adolescente rebelde que tras una pelea llegaba con moretones que ella maquillaba para que sus padres no se dieran cuenta, a un joven ya apuesto que terminaba la universidad y una persona con cuyo discurso le caían las lágrimas el día de su boda. Eva agradecía al Universo por haberlo salvado.

El sol, un visitante no muy frecuente en la capital inglesa, interrumpía en la habitación. Michael abrió los ojos y al ver a su hermana, sonrió. Todos tenemos a esa persona con cuya simple presencia es suficiente. No necesitaban palabras, se entendían sin ellas.

«Todos tenemos a esa persona con cuya simple presencia es suficiente.»

* * *

Amaba ese Retiro tranquilo y sin gente. Era su rincón de paz en medio del caos de una metrópolis donde todo iba a cámara rápida, un lugar para descansar de las prisas y el ruido de las calles y sus propias ideas. Aunque la popularidad del parque lo convertía en uno de los puntos más transitados de Madrid, en un día como este era el lugar perfecto para liberarse problemas cotidianos y hallar la tranquilidad. Cruzando la “Puerta de España”, una de sus entradas, Ava sentía lo afortunada que era por vivir a tan solo un par de minutos a pie de un sitio como este. Caminando por el bulevar que terminaba en el famoso estanque, volvía a mirar con curiosidad a las estatuas de ilustres personajes históricos que observaban su paseo matutino.

Estaba aquí y ahora. Paseando entre esa vegetación que parecía hablarle con el movimiento de las hojas, escuchaba el diálogo que las aves estaban teniendo entre ellas, sentía el olor a frescura de toda la flora que la rodeaba y el calor los rayos del sol que parecían decirle, iluminando su camino, que no se preocupase.

Pasando por el «Palacio de Cristal», que deslumbraba con la luz, miraba cómo alrededor del chorro de agua que estaba en el medio del pequeño lago enfrente de él, los pequeños patitos seguían a su madre. En momentos así, te das cuenta de que vives rodeado de cosas maravillosas y únicas, tan solo necesitas dejar de correr, parar, observar y sentirte agradecido por todo esto tan insignificante y tan grande, a la vez. Siguió su ruta hacia los Jardines de Cecilio Rodríguez, su parte favorita de este parque tan polifacético, pasando por un abundante follaje que le recordaba una auténtica selva amazónica y la Rosaleda, un pequeño oasis donde cada primavera florecen miles de rosas.

«En momentos así, te das cuenta de que vives rodeado de cosas maravillosas y únicas, tan solo necesitas dejar de correr, parar, observar y sentirte agradecido por todo esto tan insignificante y tan grande, a la vez.»

Entre esas fuentes rodeadas de arcas y flores, se paseaba con todo su esplendor una decena de majestuosos pavos reales. Ava se sentía como si estuviera en el paraíso. Sentándose en uno de los bancos, miró al cielo. El sol acariciaba su cara, mientas pequeñas gotas de los aspersores que regaban todo ese pintoresco paisaje, saltaban sobre su piel, recordándole que todo aquello era real. 

De camino a casa por ruta más larga, vio como Florida Retiro* se estaba preparando para abrir sus puertas al mediodía: el icónico punto de queda madrileño, que había sido renovado hace unos pocos años, inaugurando seis espacios rodeados del encanto de este emblemático parque. Varias terrazas con un desenfadado estilo de aires modernos y rústicos, a las que se sumaban un elegante restaurante, bar de cócteles y una discoteca con espectáculo en vivo, para terminar las largas noches de la capital española. Era un lugar que de cierta manera te desubicaba y te hacía olvidar el que estabas en Madrid; la metrópolis de edificios y tráfico parecía, por un momento, una tranquila ciudad costera, quizás incluso una de esas de las costas de Florida.

* * *

— La memoria irá regresando a él poco a poco, cada caso es singular y depende de la persona. Puede tardar días, puede tardar meses, no creemos que llegue a mucho más. Tampoco le puedo asegurar que Michael recordará el cien por cien de lo que ha pasado en los últimos años y cómo transcurrirá esa recuperación… — la tranquilidad del médico transmitía cierta seguridad al padre del paciente, cuyo corazón pasaba por un momento confuso: aunque estaba preocupado por la salud de su descendiente, sentía una enorme felicidad por haber recuperado el cariño de su hijo gracias a las consecuencias de ese accidente. 

Michael no recordaba la traición de su padre, que estaba casado con la que hace tres años fue su novia, ni de la muerte de su madre, ni de, por supuesto, la mirada de Ava. Su cabeza se había olvidado de ciertos momentos de su vida, pero su corazón tenía una buena memoria. Solo había que esperar.

«Su cabeza se había olvidado de ciertos momentos de su vida, pero su corazón tenía una buena memoria.»

NECESITO MÁS

*Debido a las medidas tomadas en relación con el COVID-19 los horarios y la apertura de algunos espacios del local pueden variar.

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